www.cortesiadelacasa.com

DONDE QUEDARON LOS PAPELES?

DONDE QUEDARON LOS PAPELES?
Fotograph by: Daniel Grizelj

One Art

The art of losing isn't hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster.

Lose something every day. Accept the fluster
of lost door keys, the hour badly spent.
The art of losing isn't hard to master.

Then practice losing farther, losing faster:
places, and names, and where it was you meant
to travel. None of these will bring disaster.

I lost my mother's watch. And look! my last, or
next-to-last, of three loved houses went.
The art of losing isn't hard to master.

I lost two cities, lovely ones. And, vaster,
some realms I owned, two rivers, a continent.
I miss them, but it wasn't a disaster.

-- Even losing you (the joking voice, a gesture
I love) I shan't have lied. It's evident
the art of losing's not too hard to master
though it may look like (Write it!) like disaster.

Elizabeth Bishop (EEUU, 1902-1988)

Me enamora el son,
por sí solo, solito, me enamora el son.
Tanto como las notas empinadas del blues y
la sensual ronquera de sus acetatos. (Ah! qué suave vino, suave cama).
A ellos, soneros con o sin manteca, en o fuera de Cuba...
dedico apretados ratos.
Chao Cachao.


“In Memory Of Harry Patch” by Radiohead
THE AGE OF STUPID (2009)
http://www.youtube.com/watch?v=DZjsJdokC0s

Un cuento



Desde hace un tiempo me cuesta encender el fuego. Los fósforos no son como los de antes, ahora hay que ponerlos cabeza abajo y esperar a que la llama tome fuerza; la leña viene húmeda, y por más que le recomiendo a Frédéric que me traiga troncos secos, siempre huelen a mojado y prenden mal. Desde que me empezaron a temblar las manos todo me cuesta mucho más. Antes yo tendía una cama en dos segundos, y las sábanas quedaban como recién planchadas. Ahora tengo que dar vueltas y más vueltas alrededor de la cama, y madame Beauchamp se enoja y dice que si me paga por hora es para que no pierda tiempo alisando un pliegue aquí y otro allá. Todo porque me tiemblan las manos, y porque las sábanas de ahora no son como las de antes, tan firmes y gruesas. El doctor Lebrun ha dicho que no tengo nada, solamente hay que cuidarse mucho, no tomar frío y acostarse temprano. "¿Y ese vaso de vino cada tanto, eh, madame Francinet? Sería mejor que lo suprimiéramos, y también el pernod a mediodía". El doctor Lebrun es un médico joven, con ideas muy buenas para los jóvenes. En mi tiempo nadie hubiera creído que el vino era malo.

de "Los Buenos Servicios". Julio Cortázar

En las latitudes, a cinco minutos de apagar la luz, Grau escribió:


Estoy aquí como si estuviera contigo.
Estoy aquí como si estuviera contigo.
Estoy aquí como si estuviera contigo.
Estoy aquí pensando que estoy contigo.
Estoy aquí pensando que estoy contigo.
Estoy aquí pensando que estoy contigo.
Estoy aquí creyendo que estoy contigo.
Estoy aquí creyendo que estoy contigo.
Estoy aquí creyendo que estoy contigo.
Estoy aquí sabiendo que estoy contigo.
Estoy aquí sabiendo que estoy contigo.
Estoy aquí sabiendo que estoy contigo.
Estoy aquí sabiendo que estoy
Estoy aquí pensando que
Estoy aquí pensando
Estoy aquí
Estoy
Contigo!
Enrique Grau, 1974
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda.
El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha.
Capítulo Pimero

Suesca & Antoine De Saint-Exupéry


La Mona, Santiago y Héctor /2009

Entonces apareció el zorro...

Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo...



El Principito, Antoine De Saint-Exupéry